La imagen de sí mismo de un niño es el factor más importante para su felicidad y su realización como persona.
Tenemos que reconocer que los niños se forman una imagen de sí mismo a través de la conducta que los demás muestran hacia él, es por ello que los niños necesitan sentirse valiosos y reconocidos por las personas que lo rodean, sobre todo por sus padres. Como tales tenemos la misión de:
- Transmitir la importancia que ellos tienen dentro de nuestra familia,
- y satisfacer la necesidad que nuestros hijos tienen de ser AMADOS, RESPETADOS y ACEPTADOS como persona.
Los niños que creen que el mundo es un lugar magnífico, que ellos son especiales y que se les quiere, tienen mayores oportunidades que los niños que dudan y son negativos. Está en nuestras manos como padres sembrar en la mente de nuestros hijos la buena imagen de quienes son y que pueden llegar a ser.
Cuando enviamos a nuestros hijos señales cargadas de elementos positivos, ellos:
Conciben expectativas de felicidad y de éxito; desean conocer gente nueva, en vez de mostrarse intimidados por los demás; demuestran sus aptitudes; son afectuosos, abiertos, y generosos con los demás. En cambio, los niños que se sienten poco valiosos:
Constantemente están buscando la aprobación de los demás; tienen dudas acerca de si mismos y miedo hacia los demás; se sienten inseguros en el mundo porque lo ven como un lugar engañoso y… con frecuencia son dependientes.
La imagen que tienen de sí mismos nuestros hijos debe ser de gran interés para nosotros, ya que somos nosotros como padres los que contribuimos en gran medida a formarla. Henry Ford decía “Tanto si piensas que tendrás éxito como si no, estás en lo cierto”. La respuesta es lo que piensas de ti mismo, por eso mismo debemos transmitir a nuestros hijos expectativas de éxito.
No debemos de pensar como padres que nuestros hijos son demasiados pequeños para enseñarles, pues desde muy temprana edad podemos ir mostrando a nuestros hijos infinidad de cosas que nos servirán para sentar las bases de futuros aprendizajes. Aprovecha las oportunidades del día a día para educar a tus hijos.
Podemos mostrarnos cercanos, estar ahí cuando jueguen, coman, pinten,lo que sea… Si nos paramos un poco a observar a nuestros hijos al cabo del día, nos enseñan muchas cosas independientemente de que hablen o no: como se sienten, que preferencias tienen, que les gusta hacer y que no,… Quizás lo que necesitamos es comprender en que momento de su proceso evolutivo se encuentran y apoyarles.
Debemos recordar que cuando son pequeños dependen exclusivamente de los adultos, es por ello que confían en nosotros, y esperan que nosotros sigamos acompañándoles en sus descubrimientos, eso si de forma distinta, pues la dependencia no es la misma conforme van creciendo, ellos pueden ir haciendo cosas por si solos. Tenemos y podemos ayudarles a conseguirlo.
Podemos enseñar a nuestros hijos a tener confianza en sí mismos, dándoles pequeñas responsabilidades, los niños desean ser útiles y quieren hacer lo que hacen los adultos, aprovechemos la predisposición que tienen. Quizás al principio las tareas asignadas no salgan del todo bien, pero ante todo debemos animarles y apoyarles, para que sigan intentándolo.
Los niños muchas veces recurren a la frase “No puedo”, y frente a ella podemos reforzarles diciendo “Si puedes”, inténtalo de otra manera, prueba a hacerlo de esta u otra forma ahora, y si siguieras sin poder hacerlo, enséñale a pedir ayuda. ¡¡Todos la necesitamos en algún momento!!. No les hagamos a los niños todo, si tienen siempre a alguien que les soluciona sus problemas en el momento que les surgen, no tendrán la capacidad de reflexión, de buscar alternativas, de persistir, de volver a intentarlo. Dejémosles unos márgenes.
Como padres, también podemos incrementar la seguridad y confianza en sí mismos de nuestros hijos ofreciéndoles opciones, por ejemplo: ¿que prefieres ponerte de ropa esta camiseta o esta camisa, a que quieres jugar…?. Debemos de ir poco a poco dando la oportunidad de que sean nuestros hijos los que decidan por sí mismos y confiar en sus decisiones.
Nuestra función como padres es básica en el desarrollo de la autoestima de nuestros hijos, nuestra actitud debe ser cariñosa y positiva, alabando los logros del niño con sonrisas, abrazos y palabras de ánimo, mostrándole en todo momento confianza, así como elogios, no sólo cuando hacen algo bien, sino también, cuando se esfuerzan en conseguirlo.
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