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Enfermedades somatizadas en niños y en adultos

El ser humano es un todo formado por: cuerpo, mente y alma que se daña cuando se altera su equilibrio con malos hábitos de vida, emociones en conflicto y frustraciones.

La somatización es un proceso mediante el cual las personas (adultos y también niños) experimentan y expresan malestar emocional a través de síntomas físicos. Es uno de los problemas más comunes a los que se puede ver enfrentado el médico en su práctica cotidiana, ya que los síntomas casi nunca tienen una causa orgánica determinada.

“Las enfermedades somatizadas, son una parte emocional que no podemos arreglar del todo y la sacamos a través de lo físico”,

El hecho de tratar una parte de forma individual a través de medicación conlleva al fracaso. Tratar el síntoma no cura el origen de la enfermedad, pues en muchas ocasiones es nuestro estado de ánimo el que genera  la enfermedad…

Cada unidad familiar tiene normas y reglas diferentes en cuanto al manejo de problemas, incluyendo problemas emocionales. Es dentro de esta unidad social que el niño aprende las respuestas apropiadas a su ambiente, su mundo social y sus sentimientos internos.

Los niños no pueden distinguir entre el dolor físico y emocional, y es solo por medio de las reacciones de adultos que aprenden a hacer esta distinción.

En muchas familias los malestares somáticos evocan ATENCIÓN y CARIÑO, mientras que los malestares emocionales no evocan ninguna respuesta. En estas familias, el niño aprende rápidamente a utilizar síntomas somáticos para conseguir atención. Como resultado los problemas físicos y emocionales se unen y no se produce un lenguaje psicológico para los estados de ánimo internos. La agresión, el sufrimiento y el dolor juegan roles importantes en las relaciones familiares precoces de los pacientes.

Las familias psicosomáticas demuestran ausencia de lenguajes psicológicos, falta de resolución verbal del conflicto y negación de problemas psicológico. Muchas veces la somatización de un niño sirve para estabilizar relaciones familiares precarias y para externalizar problemas emocionales familiares

Una buena relación con la madre favorece dentro del niño un sentimiento básico de confianza. Si esto no ocurre, el niño puede percibir que solo poniéndose enfermo logrará despertar el interés, la atención y los cuidados de la madre; principalmente cuando esto se ve reforzado, cuando el niño percibe que solo es valorado cuando está enfermo, como si fuese premiado con cuidados especiales; y siendo rechazado cuando está sano, empieza a enfermar con frecuencia, relacionando atención, afecto y amor con enfermedades. Como el niño no tiene otra forma de expresarse, aprende a servirse del cuerpo como medio de comunicación y defensa. Y podemos encontrar muchos adultos que continúan en ese proceso con síntomas recurrentes como única forma aprendida de obtener atención

La somatización es más prevalente en las personas con menos educación, de vivienda rural, de regiones fundamentalistas, de orientaciones étnicas tradicionales y de clases socioeconómicas más bajas.

Si está demostrado que los Factores familiares y socioculturales influyen en la somatización, ¿Se podría cambiar algo?. ¿Y si despertamos la conciencia del porque estamos atrayendo diferentes situaciones?, de esta forma, quizás,  no tendríamos por que seguirlas repitiendo el resto de nuestras vidas.

La persona se enferma y solo ella se puede curar, todo lo demás solo son herramientas de ayuda para que la curación se lleve a cabo.

Los ejemplos de síntomas originados por los conflictos de los padres y expresados en el cuerpo del niño son muchos y están comprobados, pero nosotros, los adultos, podemos y debemos prevenir que esto ocurra. Para ser realmente capaces de ayudar a nuestros hijos hemos de liberarnos de prejuicios, autoritarismos, críticas y exigencias constantes. Hemos de aprender a lidiar con nuestras propias dificultades internas, a fin de que el niño no sea, como ocurre muchas veces, portador de los conflictos de sus padres o de la dinámica familiar, por más difícil que se nos haga aceptar esto. Debemos recordar que el niño no registra la palabra, sino lo que le transmitimos con nuestro tono de voz, nuestras actitudes, y principalmente captan aquello que sentimos en nuestro interior más recóndito, en nuestro inconsciente.

Debemos dar oportunidades a nuestros hijos para que hablen, y sobre todo debemos estar con ellos para escucharles, para que no se expresen por medio del cuerpo. Pero sin duda alguna la mejor prevención para las enfermedades de los niños todavía es decirles te quiero, hacerles elogios, darles cariño, sin que sea preciso ponerse enfermos para darles estos cuidados. Ese es el alimento que los padres debemos ofrecerles y una de las mejores herencias que les podemos dejar.

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