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BUENOS padres y padres BRILLANTES

Extracto del libro “PADRES BRILLASNTES, MAESTROS FASCINANTES” de Augusto Cury.  (No hay jóvenes díficiles, sino una educación inadecuada)

Los niños no necesitan padres gigantescos, sino seres humanos que hablen su lenguaje y que sean capaces de penetrar en sus corazones.

1.- LOS BUENOS PADRES DAN REGALOS, LOS PADRES BRILLANTES DAN SU PROPIO SER.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos la autoestima, protección emocional, capacidad para manejar pérdidas y frustraciones, filtrar estímulos estresantes, dialogar y escuchar.

Los buenos padres, dentro de sus recursos, se encargan de satisfacer los deseos de sus hijos. Les hacen fiestas de cumpleaños, les compran zapatos, ropa, productos electrónicos, e incluso les proporcionan viajes. Los padres brillantes dan a sus hijos algo incomparablemente más valioso, algo que todo el dinero del mundo no puede comprar: su ser, su historia, sus experiencias, sus lágrimas y su tiempo.

 Los padres que siempre están dando regalos a sus hijos son recordados efímeramente. Los padres que se preocupan por dar a sus hijos una historia se vuelven inolvidables. Muchos padres trabajan para darles el mundo a sus hijos, pero se olvidan de abrirles a ellos el libro de su propia vida.

2.- LOS BUENOS PADRES ALIMENTAN EL CUERPO, LOS PADRES BRILLANTES ALIMENTAN LA PERSONALIDAD.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver reflexión, libertad controlada, valor, optimismo, superación del medio, prevención de conflictos. Los buenos padres cuidan de la alimentación física de sus hijos, los estimulan a tener una buena dieta, con alimentos sanos, tiernos y frescos. Los padres brillantes van más allá, saben que la personalidad necesita excelente nutrición psíquica, se preocupan por los alimentos que enriquecen la inteligencia y las emociones

3.- LOS BUENOS PADRES CORRIGEN LOS ERRORES, LOS PADRES BRILLANTES ENSEÑAN A PENSAR.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar la conciencia crítica, pensar antes de reaccionar, fidelidad, honestidad, capacidad de averiguar y responsabilidad social. Entre corregir errores y enseñar a pensar, existen más misterios de lo que imagina nuestra psicología. Haz que tus hijos reflexionen. No seas un experto en criticar una conducta inadecuada, sino más bien en hacer que tus hijos reflexionen. El regaño y la reprimenda, definitivamente, no funcionan, solo causan fricciones en la relación.

Cuando abres la boca para repetir las mismas cosas, inconscientemente estimula la aparición de determinados archivos de la memoria que contienen viejas críticas y como tus hijos ya saben todo lo que vas a decir, se armarán, se defenderán y lo que digas, no les penetrará, no les generará un momento educacional. No insistas en repetir las mismas cosas por los mismos errores, porque los hijos continúan repitiendo las mismas faltas. Los mismos errores merecen actitudes nuevas.

4.- LOS BUENOS PADRES PREPARAN A SUS HIJOS PARA LOS APLAUSOS, LOS PADRES BRILLANTES LOS PREPARAN PARA ENFRENTAR LOS FRACASOS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar motivación, osadía, paciencia, determinación, capacidad de superación, creatividad y aprovechar oportunidades. Los buenos padres educan la inteligencia lógica de los hijos, los padres brillantes educan sus sensibilidades.

Estimula a tus hijos a tener metas, a procurar el éxito en los estudios, en el trabajo, en las relaciones sociales y llévalos a no tenerle miedo a los fracasos. Muchos no consiguen sobresalir en su trabajo, porque se rindieron frente a los primeros obstáculos. Otros no vencieron porque no tuvieron paciencia para soportar una negativa, porque no tuvieron osadía para enfrentar algunas críticas, ni humildad para reconocer sus faltas. La perseverancia es tan importante como la habilidad intelectual. Vencer no es siempre acertar.

5.- LOS BUENOS PADRES HABLAN, LOS PADRES BRILLANTES DIALOGAN

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desenvolver solidaridad, compañerismo. Entre conversar y dialogar hay una gran diferencia. Hablar es expresar el mundo que nos rodea; dialogar se refiere a expresar el mundo que somos. Dialogar es contar experiencias, es compartir secretos de lo que está oculto en el corazón, es penetrar más allá de las cortinas de la conducta y es desarrollar la inteligencia interpersonal (Gardner, 1995).

Más de la mitad de los padres nunca tienen el valor de dialogar con sus hijos sobre sus temores, pérdidas, frustraciones. La mayoría de los educadores no consiguen atravesar la cortina de los comportamientos. No es posible que muchos padres e hijos viviendo en el mismo techo, permanezcan aislados, dicen que se aman pero gastan poca energía en cultivar el amor. Cuidan de las paredes cerradas, los problemas del coche, pero no cuidan los cierres de la emoción y los problemas de relación

6.- LOS BUENOS PADRES DAN INFORMACIÓN, LOS PADRES BRILLANTES CUENTAN HISTORIAS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar creatividad, inventiva, perspicacia, raciocinio esquemático, capacidad para encontrar soluciones en situaciones difíciles. Los buenos padres son una enciclopedia de información. Los padres brillantes son agradables contadores de historias, son creativos, perspicaces, capaces de extraer de las cosas más simples bellísimas lecciones de vida. Apenas tengas el hábito de dialogar, cuenta historias, cautiva a tus hijos por tu inteligencia y afectividad y no por autoridad, dinero o poder.

Conviértete en persona agradable que influencie en el ambiente donde los hijos están. La imagen que los amigos de tus hijos tengan de vosotros, es el termómetro que indica si sois agradables, indiferentes o insoportables. Si ellos se complacen en acercarse a vosotros, vosotros aprobareis el examen, si os evitan fueron reprobados y tendréis que revisar vuestras actitudes. Los padres que son contadores de historias, no tienen vergüenza de usar sus errores y dificultades para ayudar a sus hijos a meterse dentro de sí mismos y encontrar sus caminos.

7.- LOS BUENOS PADRES DAN OPORTUNIDADES A SUS HIJOS, LOS PADRES BRILLANTES NUNCA SE RINDEN.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar aprecio por la vida, esperanza, perseverancia, motivación, determinación y capacidad de debatir, de superar obstáculos y de vencer fracasos. Los buenos padres son tolerantes con algunos errores de sus hijos. Los padres brillantes jamás desisten de ellos, aunque los decepcionen, cometan errores, no les agradezcan y pasen por los senderos de los trastornos emocionales.

El mundo puede no creer en nuestros hijos, puede suponer que no lograrán nada en la vida, pero si somos padres brillantes podremos creer en ellos, procurar distinguir lo que nadie ve. Los padres brillantes son sembradores de ideas y no controladores de sus hijos. Siembran en el solar de sus inteligencias y esperan que un día germinen sus semillas. Durante la espera puede haber desolación, pero si las semillas son buenas, un día germinarán.

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