Entre las diversas teorías existentes para explicar la naturaleza el JUEGO, podemos encontrar diferentes enfoques. Ha sido entendido como una liberación de energías sobrantes (Spencer), como un ejercicio de preparación para la vida adulta (Groos), como un continuado esfuerzo de superación (Chateau) , etc.
Pero a pesar de la diversidad de interpretaciones, hay un punto en común que aparece en todas ellas, y es que el juego es considerado la actividad fundamental de la infancia. En algunos casos se le considera un instrumento para conseguir algún fin didáctico y en otros se antepone el valor educativo que posee el juego en sí mismo. El juego se convierte de esta manera en el causante de que el niño viva libremente una situación placentera, a la vez que le permite desarrollar su expresividad, logrando así el crecimiento individual y social de la persona.
Cuando el niño juega solo exterioriza su afectividad. En los primeros años de vida, el juego individual ocupa la mayor parte del tiempo del pequeño. En este juego participa activamente toda su personalidad. En sus gestos, en las variaciones de su tonicidad, deja traslucir su afectividad, es decir, a través del juego el niño se expresa.
Un poco más mayor, el niño inicia el juego con los demás, en ese momento comienza el proceso de socialización. Aquí, no sólo se expresará, sino que además se comunicará con sus compañeros para hallar soluciones a las nuevas situaciones que se les vayan presentando. Es aquí donde hay que potenciar la creatividad del pequeño, ya que de la expresión a la creatividad sólo hay un paso, y, como dice Winnicott, ”en el juego, y sólo en el, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el individuo descubre su persona sólo cuando se muestra creador”.
Los juegos cooperativos y de comunicación.
La actividad lúdica del niño se puede observar desde dos puntos de vista diferentes: el papel del juego en si, y, la participación de los niños en el juego.
Desde la primera perspectiva, observamos un nivel inicial en el que el juego constituye un actividad sensoriomotriz y de exploración funcional, centrada en el descubrimiento de las propias posibilidades de movimientos y de manejo de objetos. Más tarde, el simbolismo se impone como característica principal del juego del niño, situándose, entre los dos y cinco años, la etapa en la que cobran mayor importancia esas formas de juego en las que la imaginación de los pequeños transforma objetos, cambia roles, modifica la realidad. La función socializante del juego aparece en los últimos años de la educación infantil (5- 6 años), sin que por ello deba desaparecer su función simbólica.
Si observamos desde la segunda perspectiva, la de la participación del niño en el juego, veremos que en las primeras edades el niño juega solo, y cuando juega entre los demás lo hace independientemente , es lo que se conoce como JUEGO DE COMPORTAMIENTO PARALELO. A medida que va creciendo, se hace más frecuente el JUEGO DE COMPORTAMIENTO ASOCIATIVO, en el que el niño juega con los demás en una actividad similar. El tercer nivel corresponderá al COMPORTAMIENTO COOPERATIVO en el que el niño juega con el grupo intentando conseguir un objetivo común.
De acuerdo con lo comentado, vemos que la evolución del juego tiende hacia la cooperación, y la tarea educativa debe fomentar esta evolución. ¿Cómo podemos hacerlo?
– proponiendo actividades a realizar en pequeños grupos, en los que los niños deban tomar decisiones que afecten al grupo,
– respetando la comunicación entre los niños, aunque al ser esta verbal suponga una pérdida de tiempo de práctica. De todas maneras no debemos dejar de darle importancia a la comunicación gestual o corporal ya que tiene un importante papel en este tipo de juegos,
– introduciendo dificultades en las acciones que únicamente puedan ser superadas gracias al trabajo conjunto de los pequeños,
– valorando los juegos en los que los niños colaboran para obtener un fin común, por encima de aquellos en deban competir unos contra otros…
– etc….
| Trabajar este tipo de juegos que enseñan a los pequeños los VALORES más importantes de la socialización, les estamos ayudando a crecer siendo unas personas activas, positivas, creativas, y completamente integradas en la sociedad en la que viven. |
“La cooperación está directamente relacionada con la comunicación, la cohesión, la confianza, y el desarrollo de las destrezas para una interacción social positiva. A través de las aventuras cooperativas, los niños aprenden a compartir, a relacionarse con los otros, a preocuparse por los sentimientos de los demás y a trabajar para superarse progresivamente” . Terry Orlick. Fuente: Actividades infantil
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