Cuando empieza el verano, lo que en esta parte del mundo es sinónimo de vacaciones escolares. Tanto si tu niño o tu niña ha estado asistiendo a un centro educativo como si no, en casa y en la calle se respira vacaciones.
A partir de estos días será habitual que veas niños de todas las edades en cualquier momento del día. Durante unas semanas no estaremos tan condicionados a horarios y podremos disfrutar de los largos días y de las noches estivales.
También en estos días muchos colegios envían tareas escolares como fichas o libros de vacaciones a los niños, las librerías están llenas de ellos. Para muchos niños hacer una ficha o una página de un libro, es una actividad realmente entretenida y liviana y no tienen inconveniente en pasarse unos cuantos minutos al día repasando operaciones, haciendo crucigramas de inglés o buscando sinónimos, incluso hay algunos que lo piden (yo cuando era pequeña, estaba en este grupo).
Pero para otros muchos (y para sus padres), las tareas escolares veraniegas que no son recomendaciones sino obligaciones, deberes* que hay que entregar en septiembre, se convierten en una pesadilla, en una mochila pesada que arrastran todo el verano.
Si tú eres una de las madres o eres uno de los padres que sabes que tu hijo NO quiere hacer deberes en verano, te hago un llamamiento políticamente incorrecto: NO obligues a tu hijo o hija a hacer los deberes del colegio. Si lo hiciera a gusto, perfecto, pero si no es tu caso, si cada vez que le dices que tiene que hacer una ficha o leer un libro, a tu hijo o hija le cambia la cara y se niega o resopla, está claro: no le va a producir ningún beneficio ni académico ni emocional.
Si has leído hasta aquí, seguro que tienes al menos dos preguntas. Paso a contestarlas:
1. Pero, ¿no se le olvidará lo aprendido? ¿no necesita repasar?
Tanto si es un niño que ha seguido perfectamente “el ritmo” del curso como si no, es lógico que tengas miedo de que en estos dos meses y pico, el niño olvide los conocimientos aprendidos o tenga dificultades en el nuevo curso.
Te puedes relajar: no sólo durante este verano va a olvidar parte de lo aprendido sino que a lo largo de la vida va a ir olvidando todo lo que aprende (¿recordamos los adultos todo lo que una vez aprendimos en el colegio?). Entonces, no luchemos por un imposible. Lo que aprendemos, sino lo utilizamos se olvida, aunque de pequeños lo repasáramos hasta la extenuación.
Lo que sí que permanecen son las ganas por aprender, la ilusión por descubrir cosas nuevas, la satisfacción de emprender proyectos propios, etc. y todo esto lo podemos cultivar durante este verano.
Haz una lista de actividades, juegos, salidas, etc. que puedes hacer con tu hijo estos meses y verás todas las posibilidades educativas que un verano te presenta. No tienen que ser ideas sofisticadas. Piensa que si por ejemplo, vas a la playa y el niño juega con la arena, corre por el agua, recoge conchas y piedras, construye castillos, hace túneles,… estará trabajando arte, educación física, matemáticas, conocimiento del medio, etc.
Creo que sólo tenemos que cambiar la mirada y pensar que los niños SIEMPRE están aprendiendo cuando el ambiente es rico en estímulos.
2. ¿Qué pasa con el colegio o maestra/o?
Ya os dije, que la propuesta era políticamente incorrecta.
Yo creo que hablaría con él o ella y le expondría mis motivos pedagógicos y de crianza (en parte mencionados en la respuesta anterior) por los cuales mi hijo o hija no va a realizar las tareas del verano.
Además, le expondría el listado de ideas y recursos que SÍ que voy a hacer en el verano y que sé que van a contribuir al desarrollo emocional y académico del niño o niña. Explícale que tu hijo tiene derecho a un verano sin deberes.
*Una obligación (del latín ob-ligare, que significa atar, dejar ligado) es la situación en la cual una persona tiene que dar, hacer, o no hacer algo. Se utiliza como sinónimo la expresión deber. El término opuesto a “deberes” u “obligaciones” es el de derechos.
Autora: Malena Martín /Fuente: Aprendiendo Matemáticas
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1 comentario en “El derecho a un verano sin deberes”
Estoy de acuerdo con todo lo que comentáis respecto a los deberes en vacaciones. No obstante, creo que los
padres y madres deberían intentar presentar a los hijos de una manera atractiva la tarea de realizar alguna
actividad relacionada con lo aprendido durante el curso.
Durante las vacaciones los niños no dejan de ser actividades, pero como bien comentáis, los progenitores deben
organizar estas actividades, de manera, que los hijos aprendan con ellas. Intentar tener horarios establecidos, ayudará
también a los hijos a sentirse más seguros ya que sabrán qué les espera después de cada actividad.
En casa solía establecer un horario de verano: por la mañana temprano, natación. Luego rato de desayuno y lectura o
dibujo. Tiempo libre para jugar y correr. Comida y descanso mirando alguna película apropiada para la edad. Por la
tarde paseo (recoger flores, fresas, pasear al perro) etc..
Ciertas obligaciones siguen siendo necesarias aunque estemos de vacaciones.