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29 de junio: Día mundial del sueño feliz.

LA FELICIDAD es una pieza clave en el desarrollo del aprendizaje vital de los niños. Ellos independientemente de la edad que tengan, hablen o no, lo que realmente necesitan para crecer felices y equilibrados es COHERENCIA, RESPETO, COMPRENSIÓN y AMOR INCONDICIONAL por parte de las personas más cercanas a ellos, preferiblemente sus padres. Pues con estos grandes ingredientes nuestros hijos se sienten queridos, seguros y confiados, que es el gran objetivo al que como padres deberíamos aspirar para nuestros hijos .

Cuando hablamos de los niños muchas veces terminamos una conversación con la típica frase: “cada niño es único y distinto a los demás, cada uno lleva su ritmo”. Claro está, es una frase bien cierta no porque cada niño sea como es por casualidad como muchas veces se piensa (nos ha tocado), sino porque cada niño parte de una familia, unos padres, unos educadores que aportan un estilo de vida al niño.

Existen infinidad de escuelas y familias con niños pequeños, y cada una de ellas tiene unas limitaciones, unas formas de pensar sobre educación, unos gustos, unas preferencias, unos VALORES que se reflejan día a día en sus acciones. Y es ello, en gran parte lo que diferencia a unos niños de otros. Pues la realidad que perciben sobre el mundo es distinta dependiendo de donde hayan nacido cada uno de ellos y bajo que circunstancias.

La organización del sueño nocturno se estabiliza sobre los 6 meses de vida. Y los trastornos para conciliar y/o mantener el sueño a partir de ese momento estarán estrechamente ligados al estilo de vida familiar.

Unos niños dormirán siesta, y otros no. Unos niños dormirán 12 horas y otros en cambio siete. Unos se acostarán llegada la noche a las 21:00 y otros por el contrario estarán despiertos hasta las 23:30, a unos se les contarán o leerán cuentos o escucharán nanas de sus padres antes de dormir y otros se empaparán día tras día de televisión… ¿Si tuviéramos acceso a lo que es mejor para nuestros hijos y consideráramos con criterio lo que queremos para ellos, no creéis que seríamos más consciente de nuestros actos diarios con ellos?.

Muchos de los padres (por no decir todos) que optan por llevar a cabo el método Estivill lo hacen porque creen que no hay otra forma de conseguir que su hijo duerma durante toda la noche. Todo mi respeto hacia ellos, aunque les invito a indagar sobre otras posibles alternativas, pues el conocimiento es una vía de acceso a otras opciones posibles. Reflexionen y saquen sus propias deducciones. Siempre se puede rectificar y mejorar. Busquemos la mejor manera por el bien de los niños!!!.

Considero que el método Estivill tiene mucho éxito entre los padres porque propone soluciones rápidas, y debido al escaso tiempo del que disponen los padres por infinidad de razones para sus hijos se opta por él como la mejor opción posible.
Piensen sobre ello,  las soluciones rápidas son como parches que no solucionan el problema de raíz, es más puede que agrave más la situación a largo plazo.

Establecer ciertas rutinas llega a ser bastante beneficioso en ocasiones, pero la parte final de la rutina que propone Estivill y con la que me muestro en total desacuerdo, es la que supone desatender el llanto de los niños, dejándolos llorar solos en su cuna o en su habitación, una barbaridad que se paga muy cara. Permitir que un bebé sufra y sienta miedo hasta que se resigne a dormir es cruel y, para mí, impensable.

Según mi punto de vista dejar llorar a un niño no es la solución para conseguir noches tranquilas  pasados unos días; con los niños no hay que aplicar un método disciplinario, sino algo más sencillo: “afecto y comprensión”. Considero que es más eficaz para conseguir el descanso que la familia necesita, comprender las necesidades innatas del niño y aprender aquellas respuestas que sean oportunas.

(Si sabemos que necesitan nuestros hijos, seremos más capaces de poder proporcionárselo).

Los niños pequeños son seres emocionales en lugar de racionales. Un niño no puede entender por qué ignoras su llanto cuando pide ayuda. Al hacerlo, incluso con la mejor intención, puedes hacerle sentir que lo has abandonado. Si se ignora el llanto de un niño por la noche, puede que acabe por quedarse dormido, pero también es cierto que el problema por el que se produjo el llanto está aún sin resolver. Incluso si los padres han comprobado que el niño no está enfermo ni se encuentra mal, a menos que los padres lo tomen en brazos, lo tranquilicen, le besen o le den el pecho hasta que se duerma si se da el caso, el estrés emocional seguirá latente.

La manera más sensata de actuar es responder inmediatamente a los llantos del niño. Ten en cuenta que eres padre y que una de las responsabilidades más bonitas de ser padre es darle seguridad a tu hijo. Es una de las sensaciones más maravillosas: ser consciente de que sólo tú puedes lograr que tu hijo no sufra ni sienta miedo.
Los niños son unos seres totalmente dependientes, vulnerables e indefensos al nacer. Tu hijo cuenta contigo para que le cuides con cariño y respeto.
Cuando llora, te está indicando, de la única forma que sabe, que necesita que estés con él. Tu apoyo, compresión, amor, y respeto serán grandes armas para se vayan haciendo independientes, es un proceso gradual y lento, que no se consigue ni ignorando ni corriendo.

Cuando una madre o un padre desatiendan el llanto de su hijo dejándole sólo en otra habitación, se produce la primera quiebra, la que lleva a que la confianza en los demás, la bondad, la empatía del niño o niña se puedan ver mermadas de por vida.

Es por ello, por lo que considero de vital importancia los dos primeros años de vida de un niño, incluso tres para crear un vínculo con él. ¿Cómo vamos a saber que necesitan nuestros hijos, si no estamos conectados a ellos?, ¿si no pasamos tiempo con ellos como los vamos a conocer?. En definitiva, ¿Cómo les vamos a ayudar a crecer emocionalmente?.

También como padres somos responsables de nuestros hijos, y debemos ser coherentes con nuestros actos, debemos respetar sus horas de sueño, somos nosotros los que nos debemos adaptar a las necesidades de nuestros hijos, no son ellos los que se deben de adaptar a nuestras salidas, comodidades y caprichos. Si necesitan dormir necesitan dormir.

El sueño feliz requiere de grandes dosis de:

  • RESPETO
  • AMOR
  • COMPRENSIÓN
  • Y COHERENCIA.

Vanesa Hervás Martínez. Licenciada en Pedagogía. Valencia

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